¡No! El desarrollo se está haciendo por nosotros.

¡No! El desarrollo se está haciendo por nosotros.

¡No! El desarrollo se está haciendo por nosotros.

Cuanto más trabajo con comunidades y organizaciones comunitarias, más aprendo sobre el valor del aspecto interpersonal del trabajo de desarrollo. Para ser eficaces, los profesionales de los sectores que interactúan regularmente con las comunidades locales deben escuchar mejor, empatizar más y tomarse el tiempo para comprender las complejidades de la vida comunitaria. Estas habilidades y aptitudes están infravaloradas, pero marcan una enorme diferencia en la calidad de la colaboración entre las comunidades y los profesionales externos que buscan trabajar con ellas.

En ningún otro lugar resulta más evidente esto que cuando se empieza a debatir un proyecto. Un proyecto puede ser una mejora de un servicio como el cuidado de niños o de ancianos, una iniciativa para abordar un problema social como la desvinculación de los jóvenes o una investigación diseñada para arrojar luz sobre un problema local. De cualquier manera, la forma en que se desarrollan los debates iniciales proporciona una idea de las formas en que el poder se manifiesta en la relación entre la comunidad y los profesionales visitantes.

La realidad es que, a menudo, los profesionales acuden a la comunidad con una idea preconcebida para un proyecto. Puede ser una idea que surja de cambios en la política gubernamental (como más dinero para apoyar a los padres) o algo que sea fundamental para los objetivos de una ONG, como ludotecas o grupos de jóvenes. Se supone que los profesionales deben ser creativos. Lo que debemos hacer es aportar ideas y sugerencias.

Después de habernos contactado con la comunidad y haber sido invitados a compartir nuestra propuesta, podríamos proponer nuestra idea a la comunidad y al mismo tiempo decir que queremos que sea liderada por la comunidad. Aquí es donde la cosa se pone interesante, porque la pregunta es: ¿quién está a cargo del desarrollo? Una de las respuestas más directas que escuché fue cuando un miembro de la comunidad dijo:

No, no se puede hacer así. No se puede venir a nosotros con una idea y luego hablar con un grupo de personas individualmente, esperando que eso sea suficiente. Tenemos que decirles con quién hablar y cómo queremos tomar decisiones sobre este tema. Es necesario que participen las personas adecuadas y necesitamos tiempo para hablarlo.

Es posible que él pensara, como yo, que el desarrollo estaba a punto de llegar a la comunidad, pero cuando la gente local puede decir lo que quiere, el poder se desplaza y, como resultado, los resultados suelen ser mejores. Lo que hace falta es que los forasteros nos planteemos estas preguntas a nosotros y a la comunidad:

  • ¿Cuál es el mejor proceso para discutir nuestra idea?
  • ¿Quién debería participar?
  • ¿Cuándo es el momento adecuado para hacer esto?

Lo que buscamos es encontrar un punto óptimo en la conversación en el que la comunidad esté al frente, es decir, que sean ellos quienes realmente tengan los bolígrafos y escriban en la pizarra.

Las mejores ideas surgen de la colaboración de personas durante un período de tiempo. El problema es que, con demasiada frecuencia, no existe una relación existente entre la comunidad y los profesionales externos. Puede que exista una historia de trabajo entre su organización y la comunidad, pero cada vez la comunidad tiene que tratar con un nuevo miembro del personal. Esto significa que cada vez la relación empieza desde cero. Es un problema común en organizaciones, sectores o lugares donde la rotación de personal es alta. En ausencia de una relación sólida de confianza y compenetración, la primera conversación es la que resulta crucial.

Practicar el desarrollo dirigido por la comunidad

Practicar el desarrollo dirigido por la comunidad

Practicar el desarrollo dirigido por la comunidad

Steve Fisher

A primera vista, el desarrollo dirigido por la comunidad debería ser sencillo. Un grupo de personas con intereses comunes decide un objetivo que quiere alcanzar o un problema que quiere abordar. Consiguen apoyo externo, es decir, conocimientos técnicos, materiales y fondos. Entonces desarrollan un plan para algo que probablemente se llame proyecto. Se ponen en marcha y lo ejecutan.

En el proceso de elaboración de un nuevo curso sobre la práctica del desarrollo dirigido por la comunidad, he estado pensando en lo que hace que el tema sea más complicado en la práctica de lo que podría parecer desde fuera. Un punto de partida es establecer los parámetros. Los ejemplos de proyectos dirigidos por la comunidad se dividen en cuatro categorías:

  1. Mejoras en las infraestructuras locales, como carreteras, suministro de agua o mejores viviendas

  2. Empresas o servicios nuevos o mejorados para subsanar las carencias, por ejemplo, en materia de atención infantil o educación

  3. Iniciativas diseñadas para hacer frente a los problemas que pueda tener la comunidad, como los conflictos o la falta de vivienda

  4. Proyectos para desarrollar habilidades y capacidades locales con fines específicos, como el liderazgo de los jóvenes o la gobernanza de la comunidad.

La base del éxito de los proyectos son los métodos y técnicas, habilidades y aptitudes que definen la práctica del desarrollo dirigido por la comunidad. Aplicados con habilidad y cuidado, permiten alcanzar los objetivos de un proyecto. Pero las comunidades son complejas, por lo que nada es fácil.

En el centro de la mayoría de los proyectos hay un conjunto de relaciones entre la comunidad, una organización ejecutora, algunos contratistas especializados y una agencia gubernamental o un financiador privado (o ambos). Los procesos de toma de decisiones, el poder y la autoridad que se ejercen a través de esas relaciones tienen una profunda influencia en los resultados finales. Esto significa que los acuerdos entre las partes y la forma en que se aplican son fundamentales.

La cuestión de qué personas de la comunidad participan en el proyecto y cómo lo hacen lleva mucho tiempo preocupando a cualquiera que haya trabajado en este campo. Las estrategias que tienen en cuenta las prioridades de los distintos grupos de población dentro de la comunidad, así como las de aquellos ajenos al proyecto que puedan verse afectados por él, son fundamentales para una práctica eficaz. Hay que definir el papel de las mujeres, los hombres, los jóvenes, las personas con discapacidad y los grupos minoritarios dentro de la comunidad, sobre todo cuando se toman decisiones clave.

Todos los proyectos deben ser diseñados. Es decir, requieren que se reúnan las partes de manera que puedan llevarse a cabo. Estos componentes incluyen objetivos claros, un equipo, recursos y conocimientos y un conjunto de actividades definidas y programadas (el trabajo real que se va a realizar).

Del mismo modo, todos los proyectos deben ser gestionados de forma responsable para permitir que el diseño se lleve a cabo. El papel de los datos es fundamental para una gestión eficaz de los proyectos, ya sea para calibrar los avances, para obtener la medida correcta de las necesidades y prioridades de la comunidad o en el seguimiento y evaluación del trabajo. Los procesos de aprendizaje y mejora a través de los datos recogidos también forman parte del panorama general.

Dado que los proyectos dirigidos por la comunidad se ocupan de mejorar la salud, el bienestar, la seguridad, la prosperidad y la felicidad de las personas, las consideraciones de ética y equidad son fundamentales para la práctica del desarrollo dirigido por la comunidad.

A medida que vayamos desarrollando el curso, ofreceré más actualizaciones a través del blog de Community Works.

Ingredientes clave para una investigación comunitaria eficaz

Ingredientes clave para una investigación comunitaria eficaz

Ingredientes clave para una investigación comunitaria eficaz

Steve Fisher

Recientemente hemos tenido una experiencia positiva al trabajar con dos grupos comunitarios para diseñar y realizar investigaciones sobre temas que consideran importantes. Ambos proyectos de investigación fueron gestionados por Ninti One y nosotros contribuimos al trabajo como su aliado. Salí de cada proyecto pensando que las razones por las que los proyectos salieron bien merecían ser reflexionadas y escritas, lo cual es el propósito de este artículo.

Por investigación basada en la comunidad, me refiero a cualquier proceso que trabaje con la población local para llevar a cabo la investigación. Hay ejemplos en las páginas de proyectos y publicaciones de este sitio web. En uno de los proyectos que inspiraron este artículo, el objetivo del grupo era conocer la opinión del resto de la comunidad sobre un programa de educación cultural que su organización había estado llevando a cabo y también una iniciativa para mejorar las oportunidades de empleo locales. La comunidad está situada en el Territorio del Norte. En un segundo proyecto, formamos a un grupo de jóvenes para que realizaran una investigación sobre las prioridades de la juventud en una ciudad de Australia Occidental. El objetivo era que, a través de la investigación, defendieran la necesidad de que el gobierno invirtiera en determinados servicios e instalaciones para satisfacer las necesidades de los jóvenes.

Para ambos proyectos, trabajamos a través de un proceso de investigación estándar que tenía los siguientes pasos:

  1. Objetivos – Definir el propósito de la investigación y lo que se pretende conseguir
  2. Diseño – Identificar la información que necesitamos recolectar, elegir el método de investigación (como encuestas o grupos focales) y definir la muestra (con quién y con cuántas personas hablaremos)
  3. Recolección de datos – Normalmente a través de pequeños equipos de investigación.
  4. Análisis de los datos – Determinar qué nos dice la información que hemos recolectado.
  5. Presentación – Preparar diagramas y gráficos que interpreten y presenten los resultados de la investigación.

En ambos casos, los resultados obtenidos y la reacción de las comunidades fueron muy positivos. Entonces, ¿cuáles fueron los ingredientes clave que condujeron a una investigación comunitaria eficaz en estos ejemplos? La siguiente ilustración es un resumen.

Voy a explicar estos cuatro puntos. Algunas personas pueden trabajar mejor como investigadores solitarios, pero la investigación basada en la comunidad realmente requiere un enfoque de equipo. Por lo general, hemos trabajado con un mínimo de seis personas locales y hasta con unas veinte. La gente se siente más segura cuando hace algo nuevo como parte de un equipo. Puede ser divertido, especialmente cuando la gente comparte su sentido del humor.

Al iniciar el trabajo, hemos notado que dejar hasta un día para sentarse con la gente en un lugar cómodo y hacer algunos preparativos funciona muy bien.  Puede ser útil mostrar algunas diapositivas, especialmente cuando se pueden compartir y explicar ejemplos de investigaciones de otras comunidades. Pero el papel de rotafolio, las pizarras o tableros, y los marcadores son igualmente importantes. Anotar los cinco pasos anteriores, explicar cómo funcionan y luego pedir a la gente sus sugerencias, es un proceso de preparación participativa que a menudo saca lo mejor del equipo, dado que conocen bien la comunidad. Por ejemplo, puede ser importante preguntar:

  • ¿Qué queremos conseguir exactamente con la investigación?
  • ¿Cómo podemos explicar en qué consiste la investigación a las personas que están dispuestas a participar?
  • ¿Con quién debemos hablar?
  • ¿Qué métodos debemos utilizar?
  • ¿Cuál es la mejor manera de formular las preguntas? ¿Qué palabras y frases le resultarán más fáciles de entender a la gente?
  • ¿Cómo debemos registrar las respuestas de la gente?

Puede parecer obvio incluir este punto, pero muchas personas de las comunidades son invitadas a reuniones cuyo propósito no les queda claro. Debemos asegurarnos de evitar este problema al planificar la investigación basada en la comunidad. De lo contrario, es comprensible que el nivel de energía e interés del equipo disminuya. Merece la pena escribir un propósito u objetivo claro en un papel para pegarlo en la pared y luego referirse a él con regularidad como aquello que todos acordaron frente a la pregunta del primer punto de este listado.

El último ingrediente clave de una investigación comunitaria eficaz son los métodos. Solemos utilizar y recomendar las encuestas como el método más manejable para la población local que se inicia en la investigación. Las encuestas pueden administrarse con bastante rapidez en un par de días, especialmente si hay pequeños equipos formados por dos o tres personas que se desplazan por la comunidad para hablar con la gente. Los resultados se acumulan con el tiempo y la gente puede empezar a analizar e interpretar los datos a medida que se recoge más información.

También son valiosos otros métodos, como las entrevistas semiestructuradas, los grupos focales y los estudios de caso. Estos métodos requieren más práctica y habilidades para su manejo, pero son importantes para un enfoque de métodos mixtos que reúna datos cualitativos y cuantitativos.

MÉTODOS VISUALES para el trabajo con grupos comunitarios

MÉTODOS VISUALES para el trabajo con grupos comunitarios

MÉTODOS VISUALES

para el trabajo con grupos comunitarios

 

Steve Fisher

Este artículo responde a las solicitudes que hemos recibido, pidiendo más información sobre métodos visuales que permiten conversaciones productivas con grupos comunitarios. Estas conversaciones pueden girar en torno a problemas que intentan abordar, la planificación de un proyecto, ‘ventilar’ opiniones sobre un tema en particular u otras situaciones en las que alguien está facilitando una sesión con un grupo de personas locales.

En lugar de proporcionar una descripción detallada de cada método, ofreceré una visión general y los principios clave que lo sustentan. Hay variaciones en cada uno de ellos y diferentes maneras en que pueden adaptarse para satisfacer situaciones particulares. No declaro que estos métodos hayan sido desarrollados por Community Works, aunque sin duda hemos creado herramientas visuales y adaptado los métodos existentes. Pero a menudo han surgido buenas ideas a partir de las discusiones y la planificación de talleres con nuestros clientes y organizaciones aliadas, adaptando así cada método a la situación específica. Especialmente, este es el caso de lo que ha sucedido durante varios años de trabajo con Ninti One. Algunos de los métodos descritos aquí también han sido inspirados por especialistas en un tema en particular. Por ejemplo, el defensor más conocido de los mapas mentales, es Tony Buzan.

Líneas de tiempo

Hemos escrito sobre el método del Río del Tiempo en un artículo separado sobre el trabajo con la comunidad Minyerri como parte de los Proyectos de Aprendizaje Empresarial (Enterprise Learning Projects). Este método involucra a un grupo de personas que dibujan los eventos clave relacionados con un proyecto o un lugar en un río representado por dos líneas paralelas y onduladas en hojas tamaño pliego. El río se convierte entonces en el flujo general de la historia del proyecto o lugar. Durante una evaluación para Amnistía Internacional, tuvimos una experiencia similar al invitar a activistas y personal de América Latina a dibujar su viaje a través del programa que estábamos evaluando. Algunos eligieron dibujar un camino, otros un río y otros presentaron un conjunto de eventos relacionados entre sí.

Otro ejemplo de una línea de tiempo proviene de un taller de capacitación que facilitamos para Proyectos de Aprendizaje Empresarial en el que participaron pequeñas empresas aborígenes. Una de las partes más valiosas fue cuando dibujamos y discutimos un calendario visual para la creación de una nueva empresa, desde sentarse bajo un árbol para discutir la idea hasta abrir las puertas de un local de café o una tienda de ropa usada, por ejemplo.

Cualquiera que sea el método de línea de tiempo que se utilice, el valor radica en que un grupo de personas discutan lo que ha sucedido a lo largo del tiempo a medida que lo dibujan conjuntamente y luego, con la ayuda de un facilitador, den sentido general a la historia y aprendan de ella.

Mapas de Actores Clave

Este método está bien establecido en la práctica del desarrollo. Es fácilmente adaptable a diferentes situaciones. La idea básica es dibujar formas que representen a individuos, grupos u organizaciones que tienen relaciones entre sí o con otra organización (como la suya). Las líneas y flechas que las conectan, los colores utilizados para dibujarlas, la distancia entre cada una, el tamaño de cada forma y su posición dentro del esquema en su conjunto pueden utilizarse para denotar aspectos del paisaje actual de los grupos de interés. Por ejemplo, un departamento gubernamental puede estar representado por una forma o figura grande, mientras que los grupos de mujeres de las comunidades vecinas pueden ser representados como formas pequeñas con vínculos estrechos y fuertes entre sí, si eso representa la realidad.

Hemos utilizado este método muchas veces. Ninti One propuso una versión sofisticada que se muestra en la foto de abajo y que agrupa a los proveedores de servicios en una comunidad de acuerdo con el sector en el que trabajan (como los servicios de salud o servicios para jóvenes). Los grupos en este taller luego movieron las figuras que representan a las partes interesadas individuales para mostrar cómo planeaban manejar las relaciones para el beneficio futuro del programa.

Una vez más, el valor del método está en la conversación que sigue. Si la gente tiene un punto de vista diferente sobre cómo se deben dibujar las partes de un mapa de partes interesadas, entonces todos podemos aprender de esas diferencias y por qué han ocurrido. Por ejemplo, un departamento gubernamental puede comunicarse de manera muy diferente con el director general de una organización que con los trabajadores de base comunitaria.

Mapas Mentales

Hemos utilizado mapas mentales para fomentar y registrar discusiones sobre temas específicos con grupos de tamaños muy variados, desde tres a ochenta personas. Funcionan bien cuando el propósito es fomentar el debate sobre un solo tema, como las actitudes de la comunidad sobre la seguridad vial o la calidad de la vivienda. En estas situaciones, el tema se escribe en medio de una hoja de papel grande y el facilitador invita a que el grupo haga comentarios al respecto. Todo lo que se habla se registra en el mapa y esto anima a los asistentes a participar activamente en la conversación, ya que pueden ver cómo se escuchan sus ideas.

Este tipo de mapeo visual es especialmente valioso para el trabajo en grupos pequeños en talleres de capacitación, por ejemplo, o con juntas o comités. En los grupos focales, dibujar la conversación en un tablero ayuda a las personas que pueden ser reticentes a hablar con personas que tal vez no conozcan. Enfrentarse a la pizarra para hacer el ejercicio, en lugar de enfrentarse unos a otros en una mesa redonda, puede ser más fácil para todos al principio, dependiendo también de la cultura local. Puede convertirse en un proceso animado a medida que el grupo ayuda al facilitador a dibujar la conversación y luego a desarrollar y conectar las ramas del mapa a medida que se desarrolla.

Mosaicos

Usando el principio de que todos estos métodos son simplemente maneras de tener una conversación productiva que ayuda a una comunidad a analizar, planificar o entender mejor un tema, los mosaicos funcionan bien porque todos pueden involucrarse fácilmente. El mejor ejemplo reciente fue el modelo de gobernanza en el que trabajamos con los participantes en el reciente Seminario de Intercambio de Conocimientos para el programa Comunidades más Fuertes para los Niños. A medida que la gente sugería componentes o principios o buena gobernanza, construimos un mosaico en el piso que luego fue presentado a los participantes en un informe visual producido posteriormente. 

Los métodos de mosaicos, baldosas/azulejos o rompecabezas también son muy flexibles, ya que las piezas se pueden mover y las palabras escritas en cada pieza se pueden cambiar a medida que se desarrolla la conversación y surgen nuevas ideas.

Árboles

Dado que la mayor parte del trabajo de desarrollo consiste en cultivar algo (capacidad, conocimiento, productos, confianza, etc.), un árbol es un método visual muy eficaz. Hemos encontrado que funcionan bien como una manera de que un grupo se vuelva activo al principio de una reunión, cuando todos podemos estar un poco tímidos y aprensivos. Si hay mucha gente en la sala y es probable que otros lleguen tarde, dibujar una forma de árbol en la pared y pedirle a la gente que pegue notas en las ramas que representan logros o resultados de un programa es una manera positiva de romper el hielo. Las personas que llegan después de que la sesión ha comenzado pueden fácilmente recoger lo que está sucediendo y unirse a ella.

Es importante tener claro el propósito. Por ejemplo, pedir a las personas que escriban los resultados del proyecto que se han logrado hasta el momento, como hojas que se peguen en el árbol, es un buen ejercicio basado en las fortalezas. Para ser más analíticos, las hojas caídas podrían representar ideas insatisfechas y las flores o frutos podrían ser habilidades, relaciones o beneficios inesperados que se han logrado. Un riego puede ser el trabajo continuo requerido para hacer que el árbol, y por lo tanto el proyecto, se desarrolle y crezca. Se puede hacer mucho con el uso de un simple dibujo o representación de un árbol, siempre y cuando se dedique tiempo a leer y compartir adecuadamente las contribuciones que cada uno de los miembros del grupo ha hecho y a reflexionar sobre lo que significan para nuestra comprensión o para el proyecto en su conjunto.

Todos los métodos anteriores requieren una o más personas para facilitarlos. El papel del facilitador es presentar el ejercicio, explicar el propósito, animar y apoyar a las personas para que se involucren, abordar cualquier problema o duda que surja a lo largo del camino y luego señalar las ideas clave.

Usar métodos visuales sin facilitar el proceso adecuadamente es arriesgado. Si los participantes pierden la confianza en el proceso, entonces puede ser muy difícil mantener su compromiso de mantener más conversaciones y lograr el propósito para el cual las personas se han reunido. El facilitador ayuda al grupo a sacar el máximo provecho de los métodos al animarlo a aprender de la información producida por cada método visual.

El bosque y los árboles en facilitación

El bosque y los árboles en facilitación

El término facilitación hace referencia a los métodos y procesos que permiten a las personas colaborar en un tema específico, especialmente donde puede haber complejidad, diferentes perspectivas sobre un tema o incluso disputas y conflicto.

Recientemente fui invitado a preparar una propuesta para una licitación para un rol de liderazgo de un equipo de facilitación para un taller largo y complejo. El cliente pidió respuestas a diferentes escenarios y descripciones sobre cómo se lograrían metas particulares por medio de la facilitación. Un problema ocasional en facilitación es cuando se le da mucha prominencia en el proceso al facilitador, como si fueran algún tipo de orador motivacional. Entonces me gustó la forma en que la licitación se concentraba en los métodos propuestos y la efectividad del proceso, un punto que me llevó a escribir este artículo.

El trabajo de convencer al cliente sobre el valor de enfoques particulares es un ejercicio valioso. Me hizo pensar con más profundidad de lo normal sobre algunos retos de la facilitación, especialmente qué funciona y por qué. Pienso acerca de esto como ver ambas cosas: un bosque y los árboles. Aunque una idea para facilitar una sesión pueda ser sensata y probada, necesitamos tener un sentido claro de por qué la estamos escogiendo. Algunos facilitadores hablan de ‘micro habilidades’, refiriéndose a las cosas que uno hace para ayudar el desarrollo de un proceso, como la forma en que un facilitador empieza la sesión, cómo la escucha activa es fomentada y formas de manejar las diferencias en el nivel de participación. Estas habilidades son usadas para responder a lo que realmente está sucediendo en un momento particular en el proceso.

Necesitamos combinar estas micro habilidades con un conjunto más amplio de aspectos fundamentales para hacer el proceso efectivo. Aquí hay algunos ejemplos:

Logrando el ambiente adecuado

Los grupos que participan en un proceso por lo general son diversos y las personas pueden estar en un escenario al que no están acostumbrados. Entonces deben sentirse bienvenidos y cómodos más que sentir que están siendo empujados a lograr la ejecución de un programa. La importancia de establecer un ambiente y tono adecuado para el proceso, desde el comienzo, por lo general es desestimada. La primera sesión de cada día, especialmente durante el primer día, debería ser animada y acogedora para que la gente se sienta involucrada desde el principio. Aún más importante, debería explicar el propósito de las sesiones del día y cómo se planea lograr los resultados. El tono debería ser uno de ‘productividad relajada’.

Lenguaje directo

 Un error muy común en la facilitación es cuando el facilitador siente que él o ella tiene que ‘actuar’, queriendo decir que interviene demasiado, domina los procedimientos o sobre-elabora lo que dice. Esto es mucho mejor para un facilitador economizar sus contribuciones, proveyendo información usando un lenguaje plano. Explicando los ejercicios de forma visual y escribiendo palabras y frases clave en un tablero siempre es una aproximación útil.

Inclusión

Los participantes tienen diferentes expectativas sobre un taller. Algunos querrán hacer preguntas y comentarios más que otros. Un principio clave es encontrar la forma en que todos contribuyan en formas que les convenga. Por ejemplo, si la gente está nerviosa sobre hablar en inglés, entonces algunas sesiones podrían ser más efectivas si se invita a hacer contribuciones en tarjetas o visualmente en una cartelera. Algunas veces los participantes pueden sentirse como receptores pasivos de un plan desarrollado en privado por alguien más. En cambio, el pensamiento que subyace cada día y los métodos propuestos deberían ser explicados por el facilitador. Traer a la gente a lo largo del proceso e invitar la retroalimentación de los participantes hace que sea una empresa más abierta, inclusiva y compartida.

Definiendo el nivel adecuado de tiempo activo

He oído la queja ‘Yo hasta ahora estaba empezando a pensar en el tema y el facilitador nos tenía corriendo como gallinas’. Este es un comentario razonable y apunta a la necesidad de lograr un juicio cuidadoso sobre el balance en el proceso entre las actividades prácticas y el tiempo de escucha. Las personas por lo general quieren ser activas, para que el programa los motive a moverse y hacer ejercicios grupales. La mayoría de participantes solo quieren escuchar la misma voz hablando por periodos cortos de tiempo antes de que el siguiente componente del programa comience. Pero aún ahí debe haber tiempo para la reflexión. Lograr el balance adecuado es crítico para asegurar que los participantes estén del todo involucrados, motivados y retados.

En Community Works, recientemente hemos desarrollado algunos métodos y técnicas nuevas para usar en talleres intensivos para promotores de salud Aborígenes y mediante la enseñanza que hemos estado dando sobre resolución de conflictos en la Universidad de James Cook. Compartiré esos métodos y el aprendizaje derivado de ellos en un artículo futuro.

Lenguaje directo

Un error muy común en la facilitación es cuando el facilitador siente que él o ella tiene que ‘actuar’, queriendo decir que interviene demasiado, domina los procedimientos o sobre-elabora lo que dice. Esto es mucho mejor para un facilitador economizar sus contribuciones, proveyendo información usando un lenguaje plano. Explicando los ejercicios de forma visual y escribiendo palabras y frases clave en un tablero siempre es una aproximación útil.

Inclusión

Los participantes tienen diferentes expectativas sobre un taller. Algunos querrán hacer preguntas y comentarios más que otros. Un principio clave es encontrar la forma en que todos contribuyan en formas que les convenga. Por ejemplo, si la gente está nerviosa sobre hablar en inglés, entonces algunas sesiones podrían ser más efectivas si se invita a hacer contribuciones en tarjetas o visualmente en una cartelera. Algunas veces los participantes pueden sentirse como receptores pasivos de un plan desarrollado en privado por alguien más. En cambio, el pensamiento que subyace cada día y los métodos propuestos deberían ser explicados por el facilitador. Traer a la gente a lo largo del proceso e invitar la retroalimentación de los participantes hace que sea una empresa más abierta, inclusiva y compartida.

Definiendo el nivel adecuado de tiempo activo

He oído la queja ‘Yo hasta ahora estaba empezando a pensar en el tema y el facilitador nos tenía corriendo como gallinas’. Este es un comentario razonable y apunta a la necesidad de lograr un juicio cuidadoso sobre el balance en el proceso entre las actividades prácticas y el tiempo de escucha. Las personas por lo general quieren ser activas, para que el programa los motive a moverse y hacer ejercicios grupales. La mayoría de participantes solo quieren escuchar la misma voz hablando por periodos cortos de tiempo antes de que el siguiente componente del programa comience. Pero aún ahí debe haber tiempo para la reflexión. Lograr el balance adecuado es crítico para asegurar que los participantes estén del todo involucrados, motivados y retados.

 

En Community Works, recientemente hemos desarrollado algunos métodos y técnicas nuevas para usar en talleres intensivos para promotores de salud Aborígenes y mediante la enseñanza que hemos estado dando sobre resolución de conflictos en la Universidad de James Cook. Compartiré esos métodos y el aprendizaje derivado de ellos en un artículo futuro.

Superando el aislamiento; por qué los grupos de apoyo son cruciales para el manejo de enfermedades mentales

Superando el aislamiento; por qué los grupos de apoyo son cruciales para el manejo de enfermedades mentales

Hace un tiempo solía voluntariar con un grupo de hombres que estaban en proceso de recuperación de una enfermedad mental, lo cual era organizado por una organización local de atención para la salud mental.

Hace un tiempo solía voluntariar con un grupo de hombres que estaban en proceso de recuperación de una enfermedad mental, lo cual era organizado por una organización local de atención para la salud mental. Nos encontrábamos cada miércoles a la hora del almuerzo y usualmente había alrededor de seis o siete hombres participando junto con un facilitador. El facilitador sugeriría algunas formas para hacer el mejor uso del tiempo, incluyendo juegos que ayudan a fortalecer la memoria, temas de discusión y formas en que la gente podía interactuar entre sí de manera positiva. El grupo fue diseñado para ser un espacio seguro y confidencial en el que los miembros se sintieran libres para hablar sobre lo que estuvieran pensando y compartir información personal y experiencias.

Me di cuenta de algunos aspectos del grupo que me enseñaron bastante acerca de salud mental y me hicieron querer trabajar más en este campo. El primero es que todas las conversaciones tendían a llevar a un mismo tema; el trabajo. Todos nos definimos mediante nuestras ocupaciones y sentimos orgullo de acuerdo al tipo de trabajo que somos capaces de hacer y cuántas horas a la semana estamos trabajando. El progreso es celebrado de manera silenciosa; para un hombre expresar felicidad acerca de estar haciendo tres turnos de cuatro horas a la semana inevitablemente hacía sentir a los otros infelices de que no podían regresar todavía a su trabajo. Rápidamente me acostumbré a que el tema del trabajo surgiera durante los primeros intercambios y que permaneciera como un tema clave durante la reunión.

El segundo aspecto del grupo que me ayudó a entender las realidades de la enfermedad mental fue el aislamiento que todos estaban experimentando. No era que no tuvieran amigos pues casi todas las personas asociadas a la organización estaban visitando el centro de paso casi todos los días y reuniéndose con otras personas que estaban viviendo una situación similar. Lo que noté era una separación más profunda con el mundo externo a lo que sucedía en el ámbito de la atención a la salud mental. Era como si de alguna manera los hombres del grupo estuvieran abandonados o apartados del resto de la comunidad porque la gente realmente no sabía cómo hablar con ellos.

El valor de las conversaciones semanales fue indudable. Permitieron a los hombres hablar sobre los temas que enfrentaban y ayudaron a recuperar capacidades y habilidades que habían perdido o que estaban dormidas de alguna manera, incluyendo el poder tener una conversación social con un grupo de personas. Por ejemplo, un hombre habló sobre mejorar sus capacidades aritméticas y poder volver a jugar cricket otra vez.

Al mismo tiempo, me preguntaba cómo sería el resto de la semana para los participantes. Yo me devolvía a mi oficina y a un ambiente de trabajo ocupado, mientras ellos cargaban consigo el proceso de recuperación, muchas veces un camino solitario.

El grupo me enseñó sobre factores importantes que ayudan a la recuperación y al manejo de temas asociados a la salud mental. Un mayor número de grupos de auto-ayuda con facilitadores experimentados es una forma en que el sistema de salud está acogiendo a personas que están en proceso de recuperación de una enfermedad y manteniendo contacto con ellos. También necesitamos gente en la comunidad en general que sea mucho más consciente sobre el tema de salud mental y que esté dispuesta a ayudar a aquellos que están siendo afectados para que puedan sobrepasar su aislamiento. Entender el papel central que el trabajo juega en nuestras vidas, y ayudar a aquellos que quieren trabajar, es una forma de ayudar a que vuelvan a ganar su sentido de autoestima.

Las sesiones semanales en las que participé fueron parecidas a los grupos que BasicNeeds ofrece como parte de su modelo global para recuperación. El trabajo de BasicNeeds en países de bajos y medios ingresos implica motivar a los participantes a hacer parte de un grupo de auto-ayuda, ya que es por medio de estos grupos que los miembros logran tener apoyo social y económico.

“Decidí unirme a un grupo de auto-ayuda en mi área para poder unir fuerzas con otras personas, brindar una mano en una finca de producción y generar conciencia acerca sobre temas de salud mental en mi comunidad. El grupo ha cambiado la percepción acerca de la gente en la comunidad acerca de los desórdenes de salud mental y han mostrado a la comunidad que son capaces de mejorar sus vidas…” –

Participante de un grupo de auto-ayuda de BasicNeeds.

Los grupos ofrecen un entendimiento continuo y apoyo para las condiciones que los participantes están afrontando, fortalecen la confianza para ayudarlos a abogar por un mejor entendimiento de las enfermedades en su comunidad y ayudarlos a preparar para el empleo. Dentro de estos grupos, las personas son escuchadas y pueden expresarse. Este es un paso más hacia lograr que los individuos puedan desarrollar formas y medios para manejar su salud mental al igual que para abogar por sus necesidades.