‘No somos investigadores’

Simplificando el Monitoreo y la Evaluación

 

Steve Fisher

La creciente necesidad de evidencia del impacto de la inversión en programas de desarrollo social, salud y educación pone presión sobre las organizaciones y su personal. Si bien es razonable, para muchas personas el monitoreo y la evaluación son aspectos recónditos, alejados de las actividades cotidianas de su trabajo con clientes.

Community Works a menudo imparte talleres introductorios de monitoreo y evaluación para trabajadores de la salud, miembros directivos de ONGs o profesionales del desarrollo que buscan fortalecer su trabajo en este ámbito. A veces los participantes expresan claramente sus dificultades con el tema: ‘No somos investigadores,’ dicen. ‘Recaudar y analizar datos no es algo que hayamos hecho antes’. Incluso llegan a insinuar que no fue para eso que decidieron convertirse en trabajadores comunitarios o de la salud.

Hemos aprendido de estas experiencias. Como resultado, los materiales que desarrollamos y las sesiones de formación que ofrecemos obedecen a cuatro principios fundamentales:

Cambiar el lenguaje

La frase ‘evaluación de impacto’ suele distanciar a quien la escucha. Hemos descubierto que ‘medir el cambio’ es una buena manera de hablar sobre monitoreo y evaluación, porque lleva a una conversación acerca de cambios específicos que un proyecto o programa aspira producir, y acerca de las mejores maneras de medirlos. Así como en desarrollo social el secreto suele estar en hacer las preguntas indicadas, igual ocurre con otros aspectos tales como datos (que equivalen a información).

 

Desmitificar el tema

Aunque el monitoreo y la evaluación sean procesos de investigación, no deben enturbiarse por el uso de jerga profesional. Por ejemplo, el análisis de datos puede entenderse como un proceso de agrupación de las respuestas a las entrevistas o encuestas en mensajes, tendencias e ideas clave. A menudo le sugerimos a los equipos que buscan medir cambios que presenten todos sus datos en la pared o en una mesa grande, para que todo pueda verse en conjunto. Esto facilita detectar las ideas clave y otros aspectos importantes.

 

Centrarse en el proceso

Cuando un electricista o un plomero viene a mi casa a reparar o a instalar algo, el lenguaje técnico que utiliza suele ser un obstáculo para entender qué van a hacer. Arriba, ya hablamos del lenguaje. Pero desconocer los procesos también dificulta entender su trabajo. Igual ocurre con el monitoreo y la evaluación. Una de las formas más útiles de apoyar a las personas a mejorar sus prácticas es presentar los pasos a seguir. A veces presentamos el proceso visualmente, como una escalera, por ejemplo. Una vez que los pasos quedan claros, el proceso resulta más manejable.

Aprovechar las fortalezas de los participantes

A menudo, la mejor manera de recoger información cualitativa es, por ejemplo, a través de entrevistas y grupos focales. Aunque parezca obvio, las particularidades de ciertas profesiones o grupos comunitarios pueden ser muy útiles en preparación para este tipo de trabajos. Por ejemplo, los profesionales de la salud suelen ser muy capaces de tranquilizar a la gente y hacer preguntas de forma comprensiva y alentadora. Por lo tanto, suelen ser muy efectivos, con un poco de práctica y entrenamiento, facilitando, por ejemplo, grupos de discusión.

Nuestros programas de capacitación incluyen aspectos prácticos desde muy temprano. Hemos notado como aquellos participantes que piensan en el Monitoreo y la Evaluación con indiferencia o incluso temor, se entusiasman e interesan apenas descubren lo eficaces que pueden resultar recogiendo información simplemente conversando con gente.